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sábado, abril 05, 2008

Los auténticos clásicos nunca mueren

Parafraseo la primera canción de su último disco: True love will never fade. Pues si, he tenido la enorme fortuna de asistir al concierto de Mark Knopfler en Madrid, el pasado jueves 4 de abril.1207268203_g_0

Teníamos las entradas compradas desde hace muchos meses. No se agotaron con la rapidez de Bruce Springsteen y otros fenómenos más mediáticos, pero hubo que darse prisa. El caso es que la vida que llevo últimamente no propicia en trasnoche, y tentando estuve (candidatos había) para vender las entradas y quedarme ricamente en casita. Logré vencer la pereza (vivir a 10 minutos del Palacio de los Deportes también ayuda, todo hay que decirlo) y allá nos fuimos.

Todo lo que diga es poco. No era la primera vez que escuchaba en directo a Mark Knopfler, pero esta vez ha sido especial. La sonoridad del Palacio de los Deportes fue magnífica, en un concierto tranquilo, reposado, pleno de emoción musical. Comenzó con una cierta frialdad, quizás por la costumbre de que los conciertos arranquen con muchos decibelios para movilizar al personal. Mark Knopfler fue fiel a su estilo y arrancó suave, con un grupo de músicos expertos, con decenas de instrumentos a su disposición, sobre los que la(s) guitarra(s) de Knopfler destacaban (en ocasiones, demasiado). Se notaba que buena parte del público (muchas canas) estaba allí más por dIRE sTRAITS que por los últimos trabajos de Mark Knopfler, pues apenas conocían las canciones. Tímidos aplausos y un respetuoso silencio más propio de un envarado concierto clásico que de música del siglo XX. Pero la música, cuando es música de verdad, es música :-)

Transcurrieron las canciones y para cuando arrancaron los primeros acordes de Sultans of Swing o Romeo y Julieta, dos grandes éxitos de hace más de 20 años, estábamos todos entregados. A partir de allí fue un crescendo imparable. Me cuesta recordar momentos concretos del concierto,pero ya lo haré en cuanto caiga en mis manos alguna de las grabaciones que, a buen seguro, pronto circularán. No me resisto a reseñar dos momentos: Telegraph Road (no estoy seguro de haberla escuchado antes en directo), en una versión larga e intensa; Going Home, ese temazo con el que concluyó el concierto, quizás en un vis no previsto, y que nos dejó satisfechos pero ansiosos por haber seguido toda la noche escuchando a un músico que nunca defrauda.

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