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martes, diciembre 19, 2006

Renault, ¿quo vadis?

No es la primera vez que escribo sobre Renault, y me da que tampoco será la última. No pensaba escribir aquí sobre este asunto, pero he descubierto que he sufrido un problema más común de lo que debiera, y que puede ser interesante darlo a conocer.

Renault siempre ha tenido mucho predicamento en mi familia. Mis padres tuvieron Renault, mi hermano tiene Renault y yo tengo Renault, desde hace casi seis años.


Aquí lo tienes, mi precioso y querido Laguna Grand Tour 1.9 dCI 120 cv. Tengo uno de la primera remesa matriculada en Madrid (BHW) allá por abril de 2001. Me enganchó su estética, su seguridad y su equipamiento. El prestigio de Renault y un motor más que suficiente para lo que necesito, unidos a una buena oferta en el concesionario hicieron el resto.
Añado que me considero un conductor tranquilo, que el coche duerme siempre en garage y que el 80% de sus km. han sido tráfico interurbano, por vías rápidas y sin atascos. Ah, por cierto, todas las revisiones, puntualmente hechas en servicios oficiales de Renault, pagadas a precio de mantenimiento aeroespacial...

Pues bien, con 90.000 km y 5 años el motor dio el primer problema. Noté un ruido raro y resultó que el enfriador (intercooler) había reventado, por algún problema de regulación del turbo. Al menos no me dejó tirado. Unos días sin coche y 500 euros. Bueno, mientras sólo sea eso.
Hace dos meses, el coche se para a la salida de un peaje. La válvula EGR (que no tengo ni idea de para qué sirve) ha muerto. Fuera de Madrid las tarifas son mucho más bajas y, lo más importante, no tardan una semana en poderte mirar el coche, así que lo reparé en un servicio oficial de otra marca, ex-servicio Renault, con piezas oficiales Renault. Poco más de 200 euros y el coche listo de un día para otro. Sólo pagué la avería porque grúa y traslados corrieron por cuenta del seguro, que para eso está :-) Por cierto, funciona muy bien.

Hace menos de un mes, con poco más de 100.000 km, mientras mi señora iba a trabajar (su coche estaba en el taller) el Laguna pierde potencia, se dispara de revoluciones y acaba en el arcén de una autovía, echando humo blanco. La pericia y generosidad de un conductor que paró a ayudarla y caló el motor evitó que éste se gripara. Cuando llegaron los bomberos sólo tuvieron que calmarla un poco y ayudar a poner en coche en sitio seguro hasta que llegó la grúa.
En un exceso de confianza, opté por llevar el coche a "su" taller, probablemente el Renault oficial más grande de Madrid capital. Tardaron casi una semana en mirarlo y pasar un presupuesto que supera el 10% del valor de compra del coche nuevo. Afortunadamente, sólo había que cambiar el turbocompresor. Casi dos semanas después (lo de los recambios de Renault es como de traca y merecería un capítulo aparte) logran reunir todas las piezas y completar la reparación. Por ahora, parece que el coche va bien pero ya veremos.

Lo mejor de la historia: el "servicio" al cliente de Renault España. Puesta la correspondiente reclamación, entendiendo que un coche con ese uso no tiene por qué sufrir una avería así, se conforman con contestar que el coche está fuera de garantía. Nada más. Pues bien. Pues me alegro. Del hecho que el coche haya sufrido tres averías en lo mismo en tan poco tiempo y sin un uso excesivo, del pésimo servicio de distribución de recambios o de la poca diligencia del taller, nada. Al margen del problema con el coche, es un pésimo servicio al cliente.
Lo lamento sinceramente, porque hasta este incidente, y dejando de lado otras chapuzas menores de los dos talleres (oficiales Renault, of course) por los que ha pasado el coche, estoy muy contento con él. Pero es evidente que el próximo coche que compre (el de mi mujer va pidiendo un relevo) NO será un Renault, que hasta hace un mes era la principal baza.