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lunes, diciembre 11, 2006

Murió el pendejo

La muerte de un ser humano siempre es lamentable.
No creo en la muerte como una liberación.

Pero a Pinochet le ha servido para escapar definitivamente de los efectos de la Justicia. No se verá condenado por sus crímenes. Pero la Justicia sigue su curso y quienes le ayudaron, secundaron o protegieron probablemente paguen una parte de los delitos cometidos.
De lo que nadie le librará será del juicio de la Historia, y su execrable memoria se unirá a la de otros indeseables. Si Hitler y Stalin (por riguroso orden alfabético) pueden ser los capitanes, Pinochet reúne méritos para segundo de a bordo.