Por un nuevo pacto social

Hablar de izquierdas y derechas ya no refleja una posición ideológica, excepto la de estar anclado en el siglo XIX. Nuestra época exige cultura social, económica y política y un profundo sentido crítico y ya no es posible definir una ideología con rigor a partir de un único color. Porque hay que cuestionarlo todo después de reunir la mayor cantidad posible de datos.

Nuestros políticos tienen muy poca talla moral e intelectual, salvo por honrosas excepciones que, casi siempre, quedan relegadas al segundo plano. Pero, nos guste o no, nuestros políticos son reflejo de nuestra sociedad, porque han salido de los mismos barrios y escuelas que todos nosotros. Parece evidente que en política no acaba el mejor, pero en muchos casos sí el más "listo", porque la mediocridad no está reñida con esa inteligencia del buscavidas, del Lazarillo que solo vive para su propio interés. Y para este tipo de personas la actual estructura de partidos políticos, con sus ideologías obsoletas, difusas y volátiles, con sus clientelismos y "estómagos agradecidos", son el ecosistema óptimo.
La bochornosa gestión que estamos viendo en la mayoría de administraciones públicas y su reflejo en los entes ejecutivos y legislativos no se contradice con lo que emite la prensa (que es la voz de su amo, cada una del suyo, ya no queda prensa independiente ni casi periodistas dignos de tal nombre) ni con el actitud de un notable número de ciudadanos. Y esto consiste en olvidarse del enorme y grave problema que tenemos encima, causado por la pandemia, y no centrarse en su solución. Solución que inevitablemente pasa por un pacto social integral, del que nadie se aparte, para trabajar todos juntos y salir adelante. En cambio, igual que los políticos, muchos ciudadanos siguen esclavos de sus respectivas ideologías y dedican todas sus energías a repetir las consignas que les corresponden, sin prestar ninguna atención a su contenido, nunca veraz, ni a la crispación que, consciente o inconscientemente, están causando.
Tengo un buen puñado de amigos en Facebook que sueltan, día tras día, soflamas llenas de violencia verbal hacia uno u otro lado, a partir de noticias falsas, o sacadas de contexto o tergiversadas; noticias que pueden contrastarse, desmentirse y/o matizarse con solo acudir a Google y a las fuentes oficiales u originales; noticias cuyo único objetivo es soltar carga negativa, avanzar en el "cuanto peor, mejor" que quizás interese a algunos. Pero a mí solo me interesa el optimismo informado y mantener una actitud positiva para afrontar los durísimos retos que tenemos por delante. Y porque aprecio a todos mis amigos no contesto ni contestaré las burradas que publican algunos, y las seguiré pasando sin leerlas. Y seguiré haciendo lo que pueda por emitir mensajes útiles, veraces y positivos, con el único ánimo de aportar y no restar.

(Publicado en algún rincón de Facebook)