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lunes, agosto 30, 2004

CICLISMO MÁS ALLÁ DE LAS OLIMPIADAS

Acaban las Olimpiadas y el medallero español permite a nuestros patrioteros periodistas y autoridades aplaudir, pues se ha estado más cerca que nunca de alcanzar el nivel de Barcelona 92, el "Santo Grial" del olimpismo nacional. El deporte que más medallas ha aportado ha sido el ciclismo, y ésta es nuestra lectura del significado de esas cinco medallas.


El gran público sólo conoce el ciclismo de carretera, el del Tour y la Vuelta, el que aún vive del recuerdo de Pedro Delgado y Miguel Induráin. La cruzada contra el dopaje, con la mala prensa que la acompaña, la inseguridad vial y la falta de patrocinadores, tres causas que son tres efectos, están estrangulando al ciclismo de carretera, cuyo futuro no parece nada halagüeño. El equipo español acudió a los Juegos Olímpicos con claros candidatos a medalla (Freire, Astarloa, Valverde, Gutiérrez y Somarriba) y ha vuelto de vacío. ¿Mala suerte, falta de motivación ante la cita olímpica o un estertor de un deporte que agoniza?
Acosado por las autoridades deportivas que ven en el dopaje todos los males del deporte profesional, despreciado por los medios de comunicación ávidos de audiencia y sensacionalismo y ninguneado por el capital privado (recordemos que vive exclusivamente de las empresas que subvencionan los equipos), el ciclismo de carretera está perdiendo espacio vital. Quienes vemos la bicicleta como un maravilloso juguete, como el primer vehículo de cualquier futuro automovilista o como un vehículo saludable, creemos que este deporte merece más apoyo y mejor imagen.

Además están los otros ciclismos, los ignorados por desconocidos, que volverán de Atenas cargados de medallas.
El ciclismo de pista, energía en estado puro, dinámico y espectacular, y con un gran potencial de rentabilidad publicitaria, apenas ha logrado salir de las "catacumbas" que son los velódromos. Un deporte de circuito cubierto, para todo el año y a salvo del tráfico rodado.
O el ciclismo de montaña (mejor llamarlo todo terreno, como en francés), en íntimo contacto con la naturaleza, todo explosividad y habilidad.
¿Lograrán estas Olimpiadas que España descubra estos deportes? ¿Dotaremos a quienes los practican de la consideración social y los recursos que merecen?

El ciclismo (es decir, los deportes con bicicleta) debe tener el status social que le corresponde (tercer deporte en nuestro país, por número de practicantes, según estadísticas de los años 90). Sabemos que no llegará a los intereses económicos del fútbol, pero la base social que lo sustenta (de practicantes, que no de aficionados) ha de verse reflejada en los medios de comunicación y en la promoción de las instituciones, públicas y privadas. La bicicleta ya ha cumplido el siglo de vida y es una máquina tan versátil que puede ayudar a cualquiera a disfrutar de una vida más sana y divertida, en definitiva, más rica.