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jueves, julio 22, 2004

Hoy he vuelto, como estudiante por última vez, a mi querida Universidad Autónoma de Madrid. Digo "por última vez" porque he solicitado el traslado de mi expediente a la UNED, donde me propongo acabar mis estudios de Matemáticas.
La visita me ha traído muchos buenos recuerdos, pero también me ha permitido comprobar que, en lo que a gestión se refiere, la Universidad sigue igual que hace 16 años, la primera vez que pisé el campus. Enormes colas de estudiantes se forman para los trámites de matrícula, y una operación tan sencilla como la que he realizado, simplemente solicitar un traslado de expediente, me ha exigido desplazarme a la universidad, pedir el impreso de pago, acudir al banco a pagar la tasa correspondiente, y volver a la Secretaría de la Facultad para rellenar a mano la solicitud.
¡Caray! que la tecnología me permite hacer eso mismo desde mi casa, sin desplazarme ni perder tanto tiempo, y evitando los posibles errores derivados del papeleo.
A veces pienso que en España sigue sin haber una clara voluntad de modernizar la Administración. A fin de cuentas, la burocracia mantiene entretenidos (y alimentados) a muchos funcionarios.